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sábado, 14 de junio de 2014

Llegada a la meta

Hoy es uno de esos días en los que (pre)sientes que algo bueno va a pasar (al margen de la Luna llena y esa historia que una vez me contaron sobre que nada malo puede pasar durante esas noches). Te levantas con esa alegría que precede a lo bueno, aunque aún no sepas en qué consiste. Pasan las horas y llegan las buenas noticias: el lunes comienzo una nueva etapa. Con casi 25 años veo -al fin- que las renuncias, los sacrificios, el esfuerzo de los últimos ocho años tienen la recompensa esperada: hoy he dado el penúltimo paso para cumplir mi sueño, para llegar a la meta que me marqué. Ahora tengo por delante cuatro años para hacer lo que siempre he querido investigar y disfrutar de mi carrera, de mi vocación, de mi gran pasión, de las lenguas clásicas y la literatura, de esos pequeñas cosas que me dan vida.
Y a pesar de lo bueno, llega al mismo tiempo la temida pregunta: ¿y ahora cuál es la siguiente meta? Pero no soy yo quien se la plantea, es mi madre la que pone voz al pensamiento. Ella cree que la siguiente meta es conseguir un trabajo en una universidad. Yo no lo tengo tan claro. Ella aún no lo sabe, pero ha dado en la clave unas horas más tardes cuando, viendo una foto de mi noveno cumpleaños, me ha dicho: "Lo feliz que eras aquí, la ilusión que tenías siempre. Mira cómo te brillaban los ojos, no como ahora". Esa es la meta que tengo desde hoy, no hay ninguna mejor: la felicidad.

martes, 29 de abril de 2014

Pérdidas, ganancias y otros errores

No se sabe lo que se tiene hasta que se pierde. O sí lo sabemos, pero no nos importa perderlo, porque lo prohibido, lo doloroso, lo dañino trae consigo un componente adictivo que nos invita a rozar casi lo enfermizo y nos empuja a tolerar actitudes, personas y gestos en pos de un amor repartido con cuentagotas.

La línea que separa la ganancia de la pérdida es demasiado sutil, al igual que la que delimita lo bueno y lo malo. No siempre estamos predispuestos a ganar. No siempre elegimos lo correcto. A veces, aun a sabiendas de lo que se avecina, preferimos regocijarnos en el dolor esperando el milagro que nunca llega. Masoquismo barato que nos alimenta.

sábado, 5 de octubre de 2013

XXIV

Nueva vuelta al calendario. Y ya son veinticuatro las velas que adornan mi tarta, veinticuatro los deseos pedidos con los ojos cerrados antes de soplarlas, veinticuatro las celebraciones rodeadas de los míos, de la familia y los amigos que nunca fallan, los que siempre me regalan una sonrisa, un abrazo y un "felicidades" en este día tan especial y que a mí me llenan de vida.

No me pelearé a tortas con el calendario de nuevo. Voy a disfrutar de este año tan diferente que ya asoma por la puerta, de las vacaciones más que merecidas, de los triunfos y los fracasos, del amor y del desamor a partes desiguales, de los congresos y los viajes que vendrán, de las fábulas y de la poesía, de los sueños e ilusiones guardados en una cajita y que estoy dispuesta a cumplir. Porque, al fin y al cabo, yo siempre preferí los números pares y no hay par más bonito que el 24.


domingo, 22 de septiembre de 2013

No quedan días de verano


Llega el fin del verano. Miles de corazones se separan, miles de parejas se rompen, miles de sueños de futuro caen hechos pedazos. Llega el esperado adiós tras ese hola inesperado. Miles de “te veré pronto” y “te echaré de menos” cruzan el aire, miles de promesas hechas por cada segundo y, al final, siempre reaparece el arrepentimiento de aquello que no hiciste, de lo que no dijiste, de lo que no escribiste. Miles de palabras quedan en el tintero, miles de besos permanecen para siempre en el recuerdo y los sueños se llenan de reencuentros imaginarios que no llegarán, pero ocupan cada uno de los recovecos de la mente hasta el próximo verano. Hasta el nacimiento de una nueva historia.

Maldito final, inevitable y odioso, donde la cantidad de lágrimas es directamente proporcional a la tristeza respirable en el ambiente.
 

domingo, 3 de marzo de 2013

Nunca te enamores de un poeta

Mira que te lo advertí una y otra vez: «Nunca te enamores de un poeta, que es capaz de tocarte el alma tan sólo con palabras y grabará sus huellas en tu corazón con tinta indeleble». Pero tú nada, te lanzas a la aventura, saltando sin red a una historia que no puede sino salir mal. 

No pretendas ser la musa de un poeta: te metamorfoseará en verso. Y simplemente serás un amor con rima. Una nueva metáfora. Una hipérbole abandonada. Otro poema más.

martes, 5 de febrero de 2013

Paperman



A veces un simple contacto visual puede cambiar repentinamente tus planes.
A veces un encuentro casual con otra persona puede marcar un antes y un después en tu vida.
A veces la magia surge y el destino hace de las suyas, regalándote unos instantes únicos.
A veces recuperar esa complicidad fugaz y momentánea no es fácil, pero merece la pena construir cientos de aviones de papel e intentarlo una y otra vez.

Porque a veces las grandes cosas tienen principios pequeños.






lunes, 5 de noviembre de 2012

Volver a empezar otra vez

Prepara de nuevo la mochila. Y llénala con lápiz y papel para coger apuntes y hacer algún que otro borrón (ya sabes que la inspiración y el aburrimiento están en todas partes). Pon también algo de ganas y una pizca de ilusión. Ciérrala. Coge aire. Súbete al autobús. Y sonríe.


Comienza, al fin, una nueva etapa.

viernes, 5 de octubre de 2012

Happy B'day to me



Por pedir, pido una tarta con cientos de velas que cumplan los cientos de deseos que tengo en mente.

Por pedir, pido una imaginación sin límites y que mi Musa no me abandone, que a mi pluma no se le acabe la tinta nunca, porque las dos me fallan siempre en las mejores ocasiones.

Por pedir, pido que me regalen una estrella y que lleve mi nombre. Quiero tener mi pequeño rincón en el firmamento.

Por pedir, pido un billete a la Luna para dos. Pero sólo de ida, que no quiero prisas ni fechas para la vuelta, mejor vamos improvisando.

Por pedir, pido que los abrazos duren para siempre. Por pedir, pido poder robarle algunos minutos al reloj para pasarlos contigo.

Por pedir, pido que las distancias no se midan en kilómetros ni en horas.

Por pedir, pido un café con dos cucharas de corazón en cualquier bar lejos de aquí.

Por pedir, pido que las sonrisas no desaparezcan de la cara de todas esas personas que me dan vida.

Por pedir, pido apurar mis lágrimas de un sorbo y emborracharnos con ellas.

Por pedir, pido una barquilla en la Caleta, con la que perdernos entre las olas, entre atardeceres y amaneceres, entre soles y estrellas.

Por pedir, pido soplar las velas contigo, con vosotros y conmigo, que desde hoy no me quiero quedar más tiempo al margen. 



Happy Birthday to me!

jueves, 27 de septiembre de 2012

A golpes con el calendario



Hoy me he vuelto a pelear a tortas con el calendario. Todavía no ha comprendido que odio que pase sus hojas tan rápido: ¡nunca me da tiempo suficiente ni para asimilar la realidad ni para soñar más!

Además, acabo de darme cuenta de que en nueve días seré mayor. Sí, sí: MAYOR. Dije que a los 23 dejaría de ser una niña. ¡Y ahora sólo me quedan nueve días!

Y no. Me niego a cumplir un año más: quiero que en mi tarta haya otra vez un 22. Y cuando sople las velas mi deseo será que vuelvan a ser maravillosos otra vez. Yo sólo quiero volver atrás: volver a vivir rupturas y romances, congresos y graduaciones, discursos y cuentos, cenas y copas, risas y besos, muchos besos. Capturar cada mirada que he pasado por alto. Secar cada lágrima que nunca debió tener lugar. Hacer locuras. Actuar más y pensar menos. Vivir en mi nube. Recuperar mi seguridad (¡ya está bien de tanta cobardía!) y ser feliz.

Así que golpearé el calendario para cumplir un año menos. Y no voy a dejar de hacerlo hasta que me diga que los días que quedan por llegar seguirán teniendo millones de cosas bonitas. 

Como las de antes. Como las que he vivido desde que volví a ser sólo yo.