En una caza del tesoro, tan pronto como los resplandores de las monedas de oro empiezan a filtrarse por la cerradura de cobre, la emoción nos embarga y apenas osa uno a abrir la tapa. Miedo a ganar.
Y así me vi de repente. Valiente y cobarde. Con muchos kilómetros a las espaldas pero traspirando cobardía por cada poro de mi cuerpo. El amor y el miedo van de la mano con demasiada frecuencia. Y tú me desarmaste. Pero hoy empieza de nuevo esta militia amoris. Hoy viajo sobre los railes de mi propio miedo. Y no habrá nada que me detenga. Ni siquiera la distancia.
Porque hoy nos merecemos ser felices.
¿Que de qué tengo miedo?
De ti. En fin, de mí sin ti.