martes, 29 de abril de 2014

Pérdidas, ganancias y otros errores

No se sabe lo que se tiene hasta que se pierde. O sí lo sabemos, pero no nos importa perderlo, porque lo prohibido, lo doloroso, lo dañino trae consigo un componente adictivo que nos invita a rozar casi lo enfermizo y nos empuja a tolerar actitudes, personas y gestos en pos de un amor repartido con cuentagotas.

La línea que separa la ganancia de la pérdida es demasiado sutil, al igual que la que delimita lo bueno y lo malo. No siempre estamos predispuestos a ganar. No siempre elegimos lo correcto. A veces, aun a sabiendas de lo que se avecina, preferimos regocijarnos en el dolor esperando el milagro que nunca llega. Masoquismo barato que nos alimenta.

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